Los cómics son una ventana al arte que nos transporta a mundos inexplorados, y pocos artistas son capaces de encender esa chispa con tanta maestría como David Rubín. En esta ocasión, exploramos su obra maestra «El Fuego», cuyo fulgor se intensifica aún más en la edición en gran formato de Astiberri.
El autor fue nominado por «El Fuego» como mejor obra, mejor guion y mejor dibujo a los Premios de la Crítica, organizados por la editorial Dolmen y que se entregan en las Jornadas del Cómic de Avilés. David Rubín renunció a dichos premios alegando falta de representación femenina en los mismos, pretendiendo con este gesto aportar así su «granito de arena a allanar el camino hacia la igualdad».
No entraremos en las polémicas que surgieron ante la renuncia y nos centraremos únicamente en la obra del autor.
Un Festín Visual en Formato Gigante
Abrir las páginas de la edición en gran formato de «El Fuego» es como adentrarse en un universo flamígero de creatividad desbordante. Las imágenes se expanden con una majestuosidad que solo el papel de calidad de la edición de Astiberri y el talento de Rubín pueden brindar. Cada viñeta es un lienzo que nos sumerge en la narrativa gráfica de una manera que pocas obras logran.
El trazo de Rubín cobra vida en cada página, jugando con las sombras y las luces de una manera que captura la esencia del fuego que da título a la obra. La expresividad de los personajes, la riqueza de los detalles y la composición visual hacen de este cómic una experiencia sensorial única.
Encuentro la obra de Rubín intimista y desgarradora. Con el trasfondo del fin del mundo se nos muestran las miserias y tristezas del ser humano ante la inminente muerte y cómo afrontamos todos los sentimientos que nos invaden ante este hecho. La obra de Rubín parece sumergir al lector en una experiencia emocionalmente intensa y profunda. La combinación del contexto apocalíptico con la exploración de las complejidades humanas ante la mortalidad seguramente crea una atmósfera cargada de reflexión y conmoción.
Cada página es una evocación del fuego que nos consume. En este caso, tanto exterior como interior. El fuego, como metáfora del conflicto interno y externo, es un elemento central que arde a lo largo de la narrativa, consumiendo tanto el mundo físico como los corazones y mentes de los personajes. Esta dualidad entre el fuego exterior y el interno puede transmitir la idea de una lucha constante entre la destrucción y la renovación, entre la desesperación y la esperanza.
Explorar los secretos y las reacciones de los personajes ante el Apocalipsis agrega complejidad a la trama, revelando las verdades ocultas que afectan las relaciones entre ellos y su percepción de sí mismos. Este tipo de exploración profunda de la psique humana resuena en los lectores, confrontándolos con sus propias verdades y emociones más profundas.
El Arte de David Rubín: Makin Of de «El Fuego»
La edición se completa con otra obra paralela, el libro «Making of de El Fuego», en la que se desvela el fascinante mundo de creatividad que podemos apreciar en «El Fuego». Aquí, Rubín comparte sus secretos, sus inspiraciones y los desafíos que enfrentó al dar vida a esta epopeya gráfica. Es un viaje a los entresijos del proceso creativo de un artista excepcional. El fuego nunca se apaga. Making of de El Fuego es una obra exclusivamente digital, complementando la edición en papel.
Conclusión: «El Fuego» Ilumina Más Allá de sus Páginas
«El Fuego» de David Rubín no es solo un cómic; es una explosión visual que nos envuelve en su resplandor. La edición en gran formato de Astiberri potencia la experiencia, permitiéndonos sumergirnos por completo en el mundo creado por Rubín. Se trata de una reflexión sobre cómo afrontamos nuestra vida en el momento de la muerte, evocando todos nuestros logros y las vivencias que nos han conducido al final. Una mirada penetrante y conmovedora sobre la condición humana en un contexto extremo, llevando al lector a un viaje de autodescubrimiento y reflexión sobre la vida, la muerte y todo lo que hay entre ambas.